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Ser independiente

Tocando a las puertas de la navidades, con el segundo café de la mañana, atacamos un nuevo capítulo del libro "Tus zonas erróneas” del Dr. Wayne W. Dyer.

Este capítulo se titula "Proclama tu independencia”.

Ciertamente es difícil ser completamente independiente, la sociedad nos ha enseñado lo que los demás esperan de nosotros, así como lo que debemos hacer en cada situación.

Tenemos cierta predisposición a reaccionar dependiendo de ciertas figuras autoritarias o queridas, más que por nuestra propia independencia.

Es difícil desvincularse de los vínculos paternos, ya que de siempre han sido quienes han gobernado nuestra vida y siempre intentan llevarnos de la manita.

Cuando tenemos hijos, nosotros intentamos también gobernarlos a ellos llevándolos de manita… coartando su independencia.

Por un lado realizamos esto por interés propio, y por el otro, por lo que consideramos nosotros su propio bien.

Ciertamente la madre naturaleza es más sabia que nosotros y Dyer nos pone el ejemplo de la película "La trampa del oso”.

Esta película nos cuenta la vida de una osa con sus cachorros, mama osa les enseña a cazar, a subirse a los arboles y cuando ella sabe que ya pueden valerse por ellos solos, los deja sin mirar atrás, para que ellos vivan su vida completamente libres.

En cambio los humanos no rompemos esos lazos, los padres vivimos nuestra vida a través de la vida de nuestros hijos, en lugar de dejarlos ser independientes, influimos en sus vidas e intentamos gobernarlas desde fuera.

Si tú tienes una baja autoestima, (como padre) intentaras que tus hijos tengan una autoestima alta, pero les estas vendiendo un mal producto, ya que tus hijos te ven a ti, te imitan, para que ellos tengan un alto nivel de autoestima, primero has de tenerlo tú, sobre ti.

De hecho el niño cuando nace tiene un alto grado de dependencia, pero su camino hacia la independencia es progresivo conforme va creciendo.

Conforme va creciendo, aprende a andar, a comer, a vestirse, a elegir su ropa, elegir sus amistades, su futura profesión, su pareja, etc.

Puede que hayamos superado la dependencia de los padres, entonces corremos el peligro de tener otra dependencia, la dependencia de la pareja.

Louis Anspache definió el matrimonio como:

El matrimonio es aquella relación entre un hombre y una mujer en la que la independencia es equivalente, la dependencia mutua y la obligación es recíproca.

La dependencia y la obligación son las cosas que lastran las relaciones de pareja, por ello proliferan los divorcios, lo ideal es que dentro de la pareja cada uno fuera libre.

Eso en la sociedad actual es una quimera ya que las libertades de cada uno, se terminan cuando comienzan las libertades de tu pareja.

El matrimonio típico, genera un conjunto de dominios y sumisiones, donde en una constante lucha, va cambiando cada parte de la pareja de dominador a sumiso y viceversa.

Las personas que nos rodean suelen tratarnos como nosotros les enseñamos que nos traten.

Para mantener la dominación en nuestra relación de pareja solemos gritar o levantar la voz, podemos amenazar con divorciarnos, hacer sentir culpable a la pareja, utilizar la ira, dando golpes, tirando cosas o insultando, hacerse el enfermo, dolores de cabeza, el corazón…, el no hablar durante un espacio de tiempo a la pareja, llorar para generar sentimiento de culpa, el decir que tu pareja no te quiere, incluso amenazar con suicidio, si la pareja te dice que te deja.

Si una parte de la pareja cede a estos chantajes emocionales, la parte de la pareja chantajista se aprende que así domina a la otra parte y no dudara en usar estas tretas, si la otra parte no cede, no dejándose influir por ello, a la larga, la otra parte dejara de hacer chantaje emocional poco aprenderá que no le sirve de nada.

La dependencia genera cierta compensación psicológica.

La dependencia delega las responsabilidades del dependiente en el dominante.

Siendo dependiente, puedes culpar al dominante de tus errores.

Si dependes de los demás, no tienes que correr riesgos ni hacer cosas difíciles.

Siendo dependiente, te sientes bien porque satisfaces a los demás.

El dependiente no tiene que tomar decisiones, ya las toman los demás por él.

Es más fácil seguir al dominante que ser un líder.

Ahora unos consejos para liberarse de esa dependencia.

-Escribir tu declaración de independencia, diciéndote a ti mismo que no te dejatas manipular, siendo tu mismo.

-Habla con esas personas de las cuales te sientes dependiente y exponles tu proyecto.

-Colócate metas, oponiéndote a algo que la persona dominante te diga y con la cuál tú no estés de acuerdo.

-Pacta un gesto con tu "dominante”, para avisarle cuando te sientes manipulado.

-Cuando te sientas manipulado, coméntaselo al dominante y actúa como realmente te gustaría.

-Has de saber que al dominante no le gustara que no te dejes manipular y en ocasiones habrán desacuerdos, estate preparado para cuando lleguen.

-Si te sientes obligado a visitar a ciertas personas, pregúntate tu si te gustaría que otras personas te visiten a ti por obligación.

Búscate un trabajo, aunque sea mal remunerado, para valorarte y ver que también tienes ingresos.

-Con unos ingresos propios tendrás independencia económica y no tendrás de dar cuentas a tu dominante.

-Ten tu espacio de intimidad, no has de compartirlo todo lo que sientes.

-Deja que la habitación del niño sea realmente suya, que él se la ordene y se la distribuya.

-En una fiesta no tienes que estar siempre al lado de tu pareja, podéis ir por separado con los distintos grupitos que se suelen formar, ya os uniréis al terminar la fiesta y compartiréis experiencias.

-Si tu pareja quiere hacer una cosa y tu otra, podéis hacer cada uno lo que desee por su cuenta, o negociar hacer un día una cosa y otro día la otra.

-Haz viajes cortos sin tu pareja, no tienes que ir siempre con tu pareja.

 

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