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18:10:03
Los árboles que querían rey

Esta tarde os comentare un nueva fabula de Esopo, en esta ocasión "Los árboles querían rey”

 

 

Los árboles que querían rey.

 

 

Decididos un día los árboles a elegir un rey que los gobernara, dijeron al olivo:


-Reina en nosotros.

 

Y el olivo contestó:


-¿Renunciar yo al líquido aceite que tanto aprecian en mí los dioses y los hombres, para ir a reinar entre los árboles?

 

Y los árboles buscaron a la higuera pidiéndole:


-Ven a reinar entre nosotros.

 

Y la higuera respondió igualmente:
-¿Renunciar yo a la dulzura de mis frutos para ir a reinar entre vosotros?

 

Entonces los árboles dijeron al espino:


-Ven a reinar en nosotros.

 

Y el espino respondió a los árboles:


-Si en verdad queréis ungirme para reinar entre vosotros, venid a poneros bajo mi amparo, o si no que surja el fuego de la espina y devore los cedros del Líbano!

 

Quien no tiene buenos frutos que dar, lo malo que dé, será para sufrimiento de los que le rodean.

Antes de relacionar la fabula de Esopo con las personas, creo que será mejor contar la historia de los cedros del Líbano para entender mejor esta fabula y mi pensamiento.

Existe una leyenda talmúdica que nos explica que cuando Dios creó los cedros del Líbano, (unos gigantescos árboles, que viven miles de años y su madera es de una calidad extrema), sabiéndose estos, tan perfectos, se sintieron superiores a todos los seres de la creación.

Dios, se enfado por la arrogancia de los cedros, decidió crear el hierro, gracias al hierro se invento el hacha, que por cierto se le ponía mango de cedro y servía para talarlos.

La historia de los cedros viene de hace unos 5.000 años, su hábitat (que ahora está casi desértico) es la cadena montañosa del Líbano.

Los fenicios se establecieron en esa zona, hicieron sus barcos con la madera del cedro, por esos tiempos, los griegos quizás fueran los mejores diseñadores de barcos, pero no tenían esa maravillosa materia prima que tenían los fenicios (los cedros).

Los fenicios en lugar de preservar sus bosques, vieron un  gran negocio en vender la madera para la construcción de barcos y palacios, consiguiendo eliminar prácticamente la totalidad de sus milenarios cedros.

Pues muchas personas piensan como los árboles, no quieren gobernar, aunque son personas muy validas, prefieren dedicarse a sus quehaceres que ser la cabeza visible de un grupo de personas.

Las personas con mentalidades desarrolladas suelen estar conformes con su lugar en la vida, sin tener que ser más que nadie.

Generalmente, los de poco valor son los que quieren mandar, así mandaran a los demás hacer lo que ellos no saben hacer y vivirán de ello.

Así el espino (o muchos de nuestros políticos), como no aportan nada a la sociedad, quieren mandar, lo malo, es que los demás se lo consentimos.

 

 

 

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