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La cierva en la gruta del león

Comentando una fábula de Esopo, aprendiendo sus enseñanzas.

 

La cierva en la gruta del león.

 

 

Una cierva que huía de unos cazadores, llegó a una gruta donde no sabía que moraba un león.
Entrando en ella para esconderse, cayó en las garras del león.

 

Viéndose sin remedio perdida, exclamó:

¡Desdichada de mí!

Huyendo de los hombres, caí en las garras de un feroz animal.

 

Si tratas de salir de un problema, busca que la salida no sea caer en otro peor.

 

Al igual que le ocurrió a la cierva nos ocurre a los hombres.

En muchas ocasiones, para evitar un problema, nos metemos en problemas peores.

Imaginemos que trabajamos en una empresa en la cual nos encontramos infravalorados, nos llevamos mal con los compañeros, con los clientes… aunque al final de mes cobramos nuestro sueldo, que nos es imprescindible para nuestro sustento.

Vemos que en otra empresa, que está en el otro lado de la misma calle necesitan alguien con nuestra valía y decidimos ir a trabajar con la empresa vecina.

Empezamos a trabajar, tenemos que trabajar más horas, el jefe es un gritón, los compañeros nos ponen la trabeta, los clientes hasta nos llegan a insultar, de propina… a la hora de cobrar nuestro salario, nos lo pagan tarde y menos de lo pactado…

Aunque, ciertamente la cierva tiene una disculpa, ya que su necesidad de refugio era acuciante, cosa que en nuestro ejemplo no es el tema, podemos sacar mejor la enseñanza.

En muchas ocasiones despreciamos lo que tenemos, aunque en muchas ocasiones, nuestra insatisfacción en un alto porcentaje, es culpa nuestra y de postre deseamos lo que no tenemos.

En el caso de nuestro ejemplo, esta persona, antes de cambiarse a la empresa vecina, podría haberse informado antes de efectuar el cambio.

También podría haber intentando mejorar su estado en donde estaba mentalizándose positivamente, en lugar de sentirse frustrado, trabajando de mala gana.

También podría, con paciencia e información, buscar un lugar mejor para trabajar, informándose con anterioridad.

Pero aunque con estos comentarios no quiero decir que no sea interesante cambiar, cuando no estamos cómodos en algún lugar, antes de cambiar hemos de saber donde nos metemos, no como la cierva.

Pero en muchas ocasiones, si nuestra mentalidad no es la adecuada, de nada sirve cambiar de sitio.

Nuestro comportamiento afecta a los demás, si llevamos una sonrisa en la cara, los demás tendrán mayor facilidad para respondernos con una sonrisa, si pintamos la cara de mala leche y gruñimos por todo, muy probablemente los demás nos respondan como nos merecemos.

Sin más comentarios.

 

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