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El águila, el cuervo y el pastor

He estado cotilleando las fábulas de Esopo, creo que sería interesante hacer una serie de post, comentando estas fábulas, relacionándolas con el comportamiento humano, claro está, siempre desde mi particular punto de vista, después que el lector opine.

 

 

El águila, el cuervo y el pastor.

 

 

Lanzándose desde una cima,
un águila arrebató a un corderito.

 

La vio un cuervo y tratando de imitar al águila,
se lanzó sobre un carnero, pero con tan mal
conocimiento en el arte que sus garras se
enredaron en la lana, y batiendo al máximo
sus alas no logró soltarse.

 

Viendo el pastor lo que sucedía, cogió al cuervo, y cortando las puntas de sus alas, se lo llevó a sus niños.

 

Le preguntaron sus hijos acerca de que clase
de ave era aquella, y él les dijo:
- Para mí, sólo es un cuervo; pero él, se cree águila.

 

 

Pon tu esfuerzo y dedicación en lo que realmente estás preparado, no en lo que no te corresponde.

 

Como el cuervo, las personas solemos imitar al águila, siendo cuervos.

 

Es bueno mirar lo que hace el vecino y aprender de él, hasta este punto de acuerdo…

 

Pero ocurre que no solemos aprender, solo envidiamos, deseamos lo que el vecino tiene, poniéndonos a luchar por conseguir nosotros lo que envidiamos o quedándonos muertos de envidia por lo que el vecino posee, que probablemente no necesitemos.

 

En esta vida debemos ir aprendiendo a ser personas, a comportarnos con respeto hacia el mundo, así como a luchar por saber apreciar nuestra felicidad.

 

¿Podremos ser felices envidiando el coche nuevo del vecino?

 

Cuando el vecino se compre un coche nuevo, nosotros nos empeñaremos (si nos dan crédito) y compraremos uno más grande y más caro…

 

¿Seremos felices cuando consigamos el crédito y más tarde ese lujoso y flamante coche?

 

Probablemente, después iremos con el cinturón apretadito para poder pagar el crédito, muchos, hasta el punto de irse andando por no poder poner gasolina…

Entonces… ¿no era mejor nuestro viejo coche?

 

Pues vivamos dentro de nuestras posibilidades, aprendamos a disfrutar las cosas buenas que poseemos, alegrémonos con nuestro vecino de su coche nuevo (ya se encargara de pagarlo él)…

 

Solo así podremos disfrutar de la vida, viviendo y dejando vivir.

 

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