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11:20:22
Aversión


Seguimos comentando, en esta ocasión, con mi habitual segundo café mañanero, el libro de Ramiro Calle "Tus zonas erróneas”.

En esta ocasión nos referiremos a la aversión, para ello, primero deberemos saber que es la aversión.

La aversión consiste en un rechazo hacia alguien o algo.

Ramiro Calle nos dice que aversión es lo mismo que el apego, pero a la inversa.

Al igual que el apego nos genera sensaciones agradables, la aversión nos proporciona sensaciones desagradables, que se entremezclan con el sentimiento de odio.

Cuando algo nos molesta, en lugar de intentar evitarlo, o simplemente dejarlo pasar, solemos resistirnos, enfadarnos, pasándolo mal e incluso perdiendo el control, dejando libre nuestra rabia y nuestro odio.

Imaginémonos, un velero con sus velas desplegadas al viento.

Si las velas intentan detener el viento, este terminara por destrozar las velas o partir su mástil.

Las velas han de aprovechar la fuerza del viento, para hacer desplazar el barco, nunca luchar con el viento.

Pues como las velas de ese barco, debemos ser nosotros.

Imaginemos que el viento es esa aversión que tenemos por algo o alguien, pues nuestra misión es aprovechar lo aprovechable del viento, esperar que pase y seguir nuestro camino, en lugar de luchar con algo que finalmente terminara por hacernos daño.

Ciertamente cuando tenemos un problema,  si este problema tiene solución, no merece la pena preocuparse por él, pero también resulta que si el problema no tiene solución tampoco merece la pena preocuparse por él, si la solución no existe… dejemos pasar el problema… ya vendrán ocasiones mejores.

En mi caso, he de reconocer que siento aversión a mi mujer, Silvia, cuando se pone a gruñirme a mí, o a los demás, de forma injusta, (desde mi punto de vista).

Cuando se pone así, tengo varias opciones:

-Pelearme con ella.

-Hacerme el sordo.

-Razonar con ella.

Escribiéndolo desde la tranquilidad de mi teclado, está bastante claro cuál es la mejor opción…

¿Cuál opinas que es la más acertada de las tres?

Si me peleo con ella, podemos llegar a insultarnos, sentirnos mal ambos, ella seguirá gruñendo y yo gruñéndola a ella, así nos pasaremos un estupendo día de morros los dos, (ocurre demasiado a menudo).

Si me hago el sordo, ella seguirá desarrollando su mala leche y yo me quedare gruñendo interiormente por el comportamiento injusto de Silvia, ciertamente es una opción menos mala que el pelearse, pero tampoco me gusta esta opción.

Razonar sus gruñidos, primero hay que dejarla gruñir, cuando termina y saca toda su ira fuera, te sientas a su lado y razonas con ella tu punto de vista, sin olvidar valorar también el suyo, intentando buscar un consenso dentro del respeto.

¿Está claro cuál es la mejor opción?

Lo cierto es que razonar esto en frío es muy fácil, en el momento del gruñido muchas veces utilizamos (yo incluido), la primera opción, misión nuestra es aprender a dominar nuestra mente, razonar y actuar como más nos interesa.

Además, curiosamente, lo que más me interesa a mí, también es lo que más le interesa a Silvia, si ganamos ambos con la mejor opción…

¿Por qué generalmente utilizamos la peor opción?

Creo que ello es debido al efecto "acción-reacción”, si nos sentimos "atacados” nos defendemos devolviendo el golpe, pero al devolver el golpe, nos dan otro a nosotros y la bola se va haciendo más gorda poco a poco.

Por ello, es muy importante dominar nuestra mente, olvidar la agresividad, la pataleta de no poder conseguir algo, ser mas conformistas, respetar al mundo como nos gustaría que el mundo nos respete a nosotros, si nosotros lo hacemos (aunque el mundo no lo haga), tenemos más de la mitad ganado, con nuestra paciencia y respeto, el mundo aprenderá a respetarnos.

En estos momentos estoy recordando algo que me ocurrió hace pocos días en mi trabajo.

Coincidimos con el vendedor de la empresa,  desde mi punto de vista, con educación y respeto, pero pesadito, se puso que si esto y que si lo otro sobre la forma de trabajar…, al final me canso y le dije, con buenas formas…

-Otro gruñón como el jefe…

Me respondió:

-Que va, yo soy mucho peor…

El joio me dejo sin palabras… con esa respuesta, me dejo completamente desarmado, quedo de maravilla… tendré que aprender de él… estupenda su respuesta.

 

 

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