08:27:37 Miedo II |
Hace algún
tiempo ya os escribí un post sobre el miedo, en esta ocasión intentaremos
profundizar un poco más en el tema. El miedo o
temor consiste en una emoción que genera un sentimiento desagradable cuando
vemos algún tipo de peligro, el cual puede ser en un tiempo indeterminado, real
o imaginario. A pesar de
ser un sentimiento desagradable, también es un gran aliado de nuestra mente,
puesto que el miedo nos obliga a defendernos de una situación peligrosa o
amenazante. Nuestra
reacción al miedo puede ser diversa, pasando por la huida, el ataque, la
paralización o el camuflaje. En los
casos en los cuales el miedo es proporcional a la circunstancia que lo produce,
nos produce una ansiedad que podríamos considerar razonable, pero si no es
proporcional o infundado lo podemos interpretar de forma exagerada produciéndonos
terror o pánico, siendo un miedo simplemente infundado. La máxima
expresión del miedo la denominamos pavor, terror o pánico. El miedo es
una defensa pero también puede ser un limitador de nosotros mismos, colapsando
nuestro desarrollo y alterándonos grandemente, llegando a percibir como una
gran amenaza, alguna situación sin la mayor importancia. Sigmund
Freud definió el miedo como miedo real y miedo neurótico. El miedo
tiene como todo su opuesto, el valor. Aunque el
miedo es algo desagradable, aunque no es más que una medida de protección que
tiene nuestro cerebro, como nuestro organismo tiene otra medida de protección,
el dolor. El miedo
puede venir en formas de diversa intensidad tales como la suspicacia (recelo o
sospecha), susceptibilidad (ofendernos con facilidad), celos, aprensión
(escrúpulo o recelo), hipocondría (preocupación exagerada por algo), etc,
creando la incertidumbre y el temor en la persona que lo padece. El miedo se
convierte en problema grave cuando genera angustia e incluso puede llegar a
obligar a la persona afectada por el miedo a despreciarse a sí mismo por no ser
capaz de superar sus miedos. Muchos
miedos son causados por una mente débil o poco madurada, para superarlos es
necesario que la persona afectada se integre en las situaciones que le rodean y
vaya estabilizando su mente. Si podemos
enfrentarnos al miedo superándolo es la mejor solución, pero en ocasiones no
podemos superarlo, en ese caso hay que aprender a convivir con el. El miedo más
difícil de soportar consiste en temer a miedo, si tenemos miedo sin poder
erradicarlo lo mejor es convivir con él y dominar las ideas que nos genera
nuestra mente. Cuando
tenemos miedo nuestro organismo segrega adrenalina a nuestra sangre para
prepararnos para reaccionar ante esta situación peligrosa, sobrealimentando a
nuestro cerebro y a nuestros músculos. También hay
personas que les gusta esa sensación que produce esa descarga de adrenalina en
la sangre y practican deportes de riesgo para sentir esa sensación. Lo
realmente peligroso es cuando nuestra mente fabrica miedos irreales,
infundados, miedos que solo existen en nuestra cabeza. En este
caso, en lugar de ser una protección, es un muro que nos impide realizar cosas,
puede estar basada en situaciones anteriores traumáticas o incómodas. Esto nos
puede llegar a generar estrés y a reaccionar exageradamente ante situaciones
normales de la vida. El miedo en
un grado u otro lo sentimos todos, lo cual nos ayuda a sobrevivir como especie. Existe el
miedo equilibrante, que nos obliga a ser prudentes, el cual nos impide decir al
jefe lo que pensamos de él, o nos obliga a realizar nuestras obligaciones, en
lugar que hacer otras cosas que nos apetecen más. El miedo
toxico es ese miedo que permanece con nosotros durante un largo periodo de
tiempo que puede llegar a dañar nuestra salud. Realmente
el miedo es muy poderoso y genera muchas reacciones físicas cuando una persona
se asusta. Generalmente
el corazón se acelera para mandar más sangre a nuestro organismo, las pupilas
suelen dilatarse, se genera adrenalina, noradrenalina y corticoides. Los
corticoides impiden la interconexión de nuestras neuronas. La
noradrenalina nos acelera el ritmo de las contracciones, controla nuestros
niveles de atención…etc. Existen
muchos tipos de miedos, entre los más habituales podemos encontrar el miedo a
tomar decisiones, miedo a tener responsabilidades, miedo a equivocarnos, miedo
a que nos juzguen, miedo a que se nos ponga en evidencia, miedo a la soledad,
etc. El miedo
patológico generalmente se basa en una baja autoestima o en algún hecho traumático
del pasado. El
principal problema para los profesionales, es saber dónde termina el miedo
normal y donde empieza la enfermedad. La ansiedad
y la angustia son claras muestras del miedo injustificado, el miedo lo posee el
paciente, pero la causa que lo genera no está en el presente, habrá que
buscarla en el pasado y en la parte subconsciente del cerebro del paciente. El miedo lo
experimentamos todos, por ello es un sentimiento con el cual nos pueden
manipular. Como hay
personas manipulables también existen los manipuladores que manipulan a otras
personas para lograr sus objetivos, por ejemplo la política, la religión, el
trabajo, en las relaciones de pareja, en la escuela, el terrorismo, todo ello
genera unas graves consecuencias para el afectado.
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