07:01:51 La víbora y la culebra de agua |
Una nueva
fábula de Esopo nos ilustrara el tema de hoy, en este caso se trata de la fábula
titulada "La víbora y la culebra de agua”.
Una
víbora acostumbraba a beber agua de un manantial, y una culebra de agua que
habitaba en él trataba de impedirlo, indignada porque la víbora, no contenta de
reinar en su campo, también llegase a molestar su dominio.
A
tanto llegó el enojo que convinieron en librar un combate: la que consiguiera
la victoria entraría en posesión de todo.
Fijaron
el día, y las ranas, que no querían a la culebra,
Empezó
el combate, y las ranas, no pudiendo hacer otra cosa, sólo lanzaban gritos.
Ganó
la víbora y llenó de reproches a las ranas, pues en vez de ayudarle en la
lucha, no habían hecho más que dar gritos. Respondieron las ranas:
--
Pero compañera, nuestra ayuda no está en nuestros brazos, sino en las voces.
En la lucha
diaria tan importante es el estímulo como la acción. Al igual que en el mundo
de las serpientes, en el mundo de los hombres, existen hombres que son como la
culebra y como la víbora, a su alrededor pululan las ranas. En la vida diaria,
constantemente estamos librando batallitas con los que nos rodean, en muchos
casos, empujados por los que nos rodean. En ocasiones, a causa de
esos "amigos” que como las ranas, nos vienen a calentar la cabeza con chismes,
que quizás ni repararíamos en ellos, pero como esos "amigos” nos encienden la
sangre con esto y con aquello, al final, nos creemos que es algo importante, o
simplemente consiguen despertar nuestro sentimiento de envidia u odio, de tal
manera que intentamos luchar como la víbora, con la culebra, empujados por los
chismosos. Peor suerte corrió la
culebra, la cual por su egoísmo que no querer compartir el agua para que
bebiera la víbora, se quedo ella maltrecha y sin sus dominios. Por ello, en ocasiones
los gritos de las "ranas”, los chismosos y envidiosos que nos rodean, sus
palabras, nos pueden llegar a convencernos de realizar actos que de nada nos
sirven, simplemente, especialmente las personas de mente débil se envalentonan
con el ruido de unos apoyos que simplemente son aire… Escuchemos lo que se dice
a nuestro alrededor, analicemos la cuestión, pero decidamos nosotros sabiendo
los riesgos de una acción y si merece la pena realizarla o no. Hemos de gastar nuestras
energías en algo que nos sirva de provecho, no en batallitas que a ningún lugar
nos llevan, si estas batallitas sólo nos generaran estrés y probablemente
angustia y depresión si perdemos la batallita mejor no librarla y correr unos
riesgos innecesarios a cambio de nada.
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