10:16:49 La inestabilidad mental |
Un sentimiento más de la mente, es la inestabilidad mental y
emocional, un sentimiento que nos puede generar una gran agitación mental. Esa inestabilidad mental, suele ser creada por la falta de
madurez mental o emocional, lo cual genera inestabilidad y desequilibrio en el
estado anímico de las personas afectadas. En ocasiones esta inestabilidad procede del exterior, pero en
la mayoría de los casos, esa inestabilidad la genera la propia mente de estas
personas. Estas personas, a causa de no tener madurez psicológica, les
suelen suceder una diversidad de cambios
anímicosn tales como cambios de humor injustificados, padecer
sentimientos como la ansiedad, exaltamiento, tristeza, abatimiento, etc,
cambios de ánimo que ni esta persona comprende porque le suceden. Cuando estos cambios de estado de ánimo son frecuentes e
intensos, estas personas llegan a perder el control, oscilando desde la euforia
hasta la depresión, sin pasar por toda la gama de sentimientos intermedios. El equilibrio de una persona, reside en pasar paulatinamente
de un sentimiento a otro, pero si se deja llevar por reacciones extremas, pasa
de la alegría a la depresión en un instante, por el más mínimo motivo, externo o
interno, por cualquier pequeño pensamiento que recorra su mente. Cuando una persona es inestable, esta inestabilidad afectara
a sus juicios de valor y sus decisiones estarán gobernadas por esa
inestabilidad, llegando al punto que lo que ahora ven negro, un instante
después lo ven blanco. En el caso de inestabilidad emocional, estas personas no
pueden estar capacitadas para mantener una relación estable, independiente y
sana. Cuando la inestabilidad emocional es poderosa, estas personas
pueden adoptar relaciones de docilidad y dependencia, como adquirir un afán de
dominio o una mezcla de ambos tipos de relación pasando intermitentemente del
dominio a la sumisión y viceversa. La inestabilidad también puede estar provocada por conflictos
internos del subconsciente. Para luchar contra la inestabilidad mental hay que permanecer
en el camino del centro, si estas personas se mantienen dando bandazos de un
extremo al otro de sus sentimientos, nunca conseguirán el equilibrio y la paz
mental. Cuando aparezca un nuevo sentimiento extremo, hay que pararse
intentar pensar por que de repente reaccionamos opuestamente a como pensábamos un
segundo antes, intentar comprender esos sentimiento, así como intentar
minimizar esa reacción extrema. Los sentimientos extremos los podríamos simbolizar con la
fuerza que realizaríamos con la mano a la hora de comernos un pastelito. Imaginemos un pastelito cualquiera, de esos industriales que
abundan en los supermercados, el que más nos apetezca… Con mayor o menor facilidad, lo desprendemos de su
envoltorio, que en algunos su abre-fácil, poco tiene de fácil… Ahora lo tenemos desenvuelto, jugoso, dulce apetitoso, sobre
un plato, en nuestra mesa… Si lo agarramos con una mano y lo apretamos demasiado poco,
al ir a morderlo se nos caerá al suelo porque no lo hemos cogido con fuerza
suficiente y se nos resbala de los dedos. Si lo agarramos con demasiada fuerza, lo destrozaremos y también
terminara en el suelo hecho trocitos… Hemos de agarrarlo con la suficiente fuerza para que no se
nos resbale de los dedos y con el suficiente cuidado como para no romperlo. Pues al igual que le ocurre al pastelito, nos ocurre con
nuestros sentimientos y nuestras reacciones. Hemos de buscar siempre un punto intermedio, ni amar
exageradamente, ni odiar hasta más allá de la muerte. Para más información sobre el tema os remito al libro de
Ramiro Calle, "Las zonas oscuras de tu mente”.
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